sábado, 18 de octubre de 2014

Un poquito de historia: Cómo el pequeño pueblo de Santa Brígida se convirtió en la nación que conocemos hoy.

Es una pregunta que a menudo se hacen los más jóvenes, y las decenas de turistas que nos visitan cada año por equivocación. Todo se remonta al año 1954, cuando Santa Brígida era todavía parte de la República de Chile, bajo el mandato del General Carlos Ibáñez del Campo, y recibió la visita o mejor dicho, el regreso de su hijo pródigo. Hablo ni más ni menos que de Antonio ‘el grande’ Muñoz, que por aquel entonces había vuelto de las Europas luego de haber finalizado sus estudios en Antropología. Su fiesta de bienvenida fue organizada por el entonces alcalde Ramiro Pérez Pérez y duró alrededor de tres días, se le conoció como ‘El festín de las mil botellas de pisco’. Cabe destacar que hasta el día de hoy no se han podido reparar todos los daños que dejó aquella dionisiaca celebración.
Luego de pasar dos semanas en reposo, Antonio ‘el grande’ Muñoz le explicó al alcalde que su regreso a Santa Brígida no era sólo de carácter nostálgico. Según sus últimos estudios, existía una cultura precolombina que no figuraba en ningún libro de historia y que había desaparecido misteriosamente antes de la llegada de los españoles a Latinoamérica, hablaba por supuesto de los Thelkin que, curiosamente, indicaba Muñoz, habían vivido en Santa Brígida hace más de 500 años. Esto al alcalde Ramiro Pérez Pérez le pareció como algo sacado de un libro de ciencia ficción, pero no podía estar seguro ya que no sabía leer. Luego de esta conversación, el alcalde no sé tomó mucho tiempo para pensarlo y llegó a la conclusión de que lo mejor era hacérselo saber al pueblo. Así que presentó un discurso en la entonces Plaza Libertad (hoy conocida como Plaza Ricardo Montaner, llamada así en honor a la visita del mismo en 1981), ubicada frente a la entonces alcaldía (hoy casa de gobierno).
En esta parte existe división entre los historiadores, sobre si el alcalde se encontraba en estado de ebriedad o bajo alguna droga alucinógena al momento del discurso. Sin embargo, estudios recientes demuestran que sólo estaba ebrio de poder. Además, hay que recalcar que el alcalde Ramiro Pérez Pérez siempre tuvo el don de la palabra, don que lo llevó de ser un simple pescador a alcalde durante tres mandatos. No obstante, es cierto que aquel discurso se le salió de las manos.
A pesar de que la mayoría de la población brigidiana eran inmigrantes y menos de la mitad realmente había nacido en Santa Brígida, a todos le conmovieron las palabras del alcalde sobre identidad y memoria, tanto así que el discurso rápidamente se convirtió en un llamado a independizarse de Chile. Y entre más hablaba más violento se iba tornando, finalizando la velada con el grito "¡muerte a González Videla!" (Que según los brigidianos era el Presidente de Chile, ya que las noticias siempre tardaban en llegar).
De más está decir que todo culminó en disturbios y protestas que duraron un año completo. Durante este período, que fue conocido como ‘el año negro’ (en el resto del mundo) o ‘el año de la liberación’ (en Santa Brígida), se calcula murieron 73 personas, se quemaron 2 colegios, 5 iglesias y 400 fotografías de Gabriel González Videla. Pero no fue hasta el 14 de octubre de 1955 que se pronunció el Gobierno de Chile, luego de que un grupo de protestantes apedreara el único hospital de Santa Brígida. El comunicado, que estaba firmado por el mismísimo General Carlos Ibáñez del Campo, decía: “está bien, les damos la independencia, pero por favor dejen de destruir su ciudad”. Luego de que le leyeran esto, el ahora presidente Ramiro Pérez Pérez contestó enviando una fotografía de sus genitales.
Así fue más o menos como se constituyó esta nación y cómo comenzó la terrible crisis económica, luego de que todos se dieran cuenta que como pueblo pesquero, nunca se habían preocupado de producir nada.
Otro detalle de importancia, es que en la cena de celebración de la independencia, Antonio ‘el grande’ Muñoz confesó luego de tomarse siete chupilcas que todo el tema de los Thelkin era mentira y que lo había inventado para llamar la atención. Lo cierto es que había viajado a Europa a robar solamente y le había ido mal. Tenía vergüenza de reconocer su fracaso y quería que su pueblo natal se sintiera orgulloso de él. Luego de escuchar esto, los brigidianos, en lugar de colgarlo en alguna plaza pública y luego suplicarle a Chile que los volviera aceptar, como habrían hecho en otro momento, lo felicitaron por su honestidad y lo nombraron vicepresidente, además de apodarlo ‘el grande’. Esta anécdota fue la que dio origen al lema de la Nación de Santa Brígida que aparece escrito en el escudo y en la moneda de 50 centavos: "Equivocarse tal vez, retractarse jamás”.

1 comentario:

  1. Deberías publicar un libro de relatos o una historia laaaaaaarga pero en tu estilo, sería magnífico :)

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