sábado, 18 de octubre de 2014

Editorial.

En uno de sus últimos poemas, la escritora nacional Georgina Bielinsky dijo: “Santa Brígida no existe/ yo estuve allí”, sin lugar a dudas algo que resume el sentir de una tierra perdida como ésta. Un país que no figura en el mapa, un país sin representación en la ONU. Somos un país del que se han dicho pocas cosas allá afuera, todas injurias y blasfemias. Han llamado ignorantes a nuestros científicos, feas a nuestras modelos, se han reído de todos y cada uno de los sistemas político-económicos que ha tenido este país. Somos el hazmerreír de Latinoamérica, lo más bajo de lo bajo. Tenemos ciudadanos que llegan a Santa Brígida escapando de la guerra y pasado un par de semanas deciden que quieren volver. Esta patria ha sido construida por inmigrantes, por cobardes, mafiosos, delincuentes, personas que huyen. Pero estamos bien con eso, es una situación que aceptamos y abrazamos como nación, es nuestra identidad. Lo que nos duele es la negación. Cuando oímos a alguien decir que es imposible que un país se encuentre en la frontera de Chile y Argentina central y al mismo tiempo sea un país costero. Nos duele mirar como desaparece la puesta de sol y pensar que hay gente que no cree que exista, que hay gente que nunca la va a ver. Nos duele la ignorancia, nos duele el olvido. Es por eso que a partir de ahora, en “La Letra Muda” hemos decido publicar la revista simultáneamente en Internet, para recordarle al mundo que existimos, para recordarle al mundo que estamos vivos.

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